La historia del Faro de Alejandría

 

Los faros me han maravillado desde que era niño. Nací y he vivido muchos años en una isla, donde abundan este tipo de construcciones. Me parecen bonitos, misteriosos y hasta románticos. Cuando voy a la costa y veo un faro, me quedo ensimismado mirándolo, y me evocan buenos recuerdos de mi niñez y juventud.

Si también os gustan los faros, espero que esta historia os descubra algo más sobre ellos.

 

Una de las maravillas de la Antigüedad era el fabuloso Faro de Alejandría, un monumento cuya legendaria construcción esconde una historia que merece ser recordada.

 

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Fue hacia el siglo III a.C. cuando el faraón Ptolomeo II Filadelfo, de Alejandría, se enamoró de una preciosa muchacha que vivía en la cercana isla de Faros. El faraón quedó prendado de la belleza de aquella joven y no la pudo apartar de su cabeza.

El amor y el recuerdo iba en aumento, así que para acercar a su amada decidió ordenar la construcción de un muelle de 1.300 metros de longitud que acercara y facilitara el paso, desde la ciudad a la isla.

 

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Fue el arquitecto Sostrato de Cnido el encargado de materializar, posteriormente, el hermoso monumento, uno tal que estuviera a la altura del amor que sentía por ella. Sostrato diseñó una torre tal que deslumbrara a todos los que la contemplaran, construida apuntando al cielo y en refinado mármol. Aquella construcción sería recordada por siempre como el Faro de Alejandría. El nombre lo tomó de la unión entre la isla de Faros y la ciudad de Alejandría, aunque en la actualidad se utiliza, evocadoramente, para designar a las construcciones que guían con su luz a los marineros.

Tenía 180 metros de altura y en lo más alto había dos elementos esenciales: una hoguera y un enorme espejo de metal bruñido. Por el día el humo que creaba ayudaba a guiar a los barcos que se aproximaban a la costa, y por la noche el reflejo del espejo hacía igualmente de guía.

 

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Evidentemente el Faro de Alejandría no se ha mantenido hasta nuestros días, vivió momentos peores… Los árabes destruyeron la parte superior, pues esperaban encontrar un tesoro dentro. Cuando hicieron tal barbaridad, descubrieron que nada había. Posteriormente, en el año 1.375, un terremoto acabó con lo que quedaba en pie del antaño hermoso faro.

Aunque su recuerdo está presente en cualquier punto del mundo; donde una luz guía a un barco, se está conmemorando este bello monumento y la razón de su construcción.

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